A pesar que amaneció lloviendo, a la tarde se iluminó con el cielo celeste y sol.
Luego de un breve receso y con la proximidad de la primavera me reintegré nuevamente. Ésta vez, brotando y reverdeciendo con la remera que copó 18 de Julio desde Tristán Narvaja hasta la plaza Independencia en una ida y vuelta, colmado de jóvenes y otros no tanto como yo, pero apoyando esta consigna, ser joven no es delito.
Miles de jóvenes transitaron en un clima festivo, en un movimiento deportivo participativo, sin lugar a dudas fue una jornada de fiesta.
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